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Friday, 12 February 2010

Llego la hora de despedirnos

Hoy terminó oficialmente el curso. La mayoría de mis compañeros tenían ya caras largas desde el lunes. A todos se nos pasaron muy rápido estas seis semanas. Ahora me doy cuenta de todos los buenos momentos que vivimos y extraño el Winterkurs.
Nos reunimos todos a las once en el Aula Magna de la facultad y Frau Karatas, la coordinadora del curso, dijo algunas palabras de despedida. Las seis semanas de nieve que tuvimos son atípicas para Essen. Pero aclaró que veía que a algunas personas esto no les cambiaba la cara y me miró a mí que estaba en remera. Después de vivir siete años en un rancho de adobe lleno de chifletes, no aguanto la calefacción excesiva que tienen los edificios alemanes.
Después del discurso, nos sacamos las últimas fotos juntos y nos deseamos suerte para el viaje. La mayoría recorren un poco más Europa y se vuelve a su patria. Yo en cambio, estoy en el grupo que se queda dos semanas más con una familia alemana. Mañana parto para Sandkrug, un pueblito cerca de Bremen.

Mi última fiesta en Essen
A la noche estuvimos en una fiesta organizada por Bruno, el músico del grupo. A pedido del público, tocó una pieza con el piano. Era una fiesta en un departamento donde habia desde tallarines hasta papas fritas con canilla libre de cerveza, vodka, etc. Para nuestra sorpresa, al final solo tuvimos que pagar un euro cuando normalmente en un pub una pinta de cerveza cuesta €2,50. Increíble!

Palabras finales
Lo más valioso que me llevo del curso son nuevos amigos. Aprendí mucho de historia, literatura y cultura alemana pero los recuerdos más lindos son pequeños momentos como la fiesta improvisada por el cumpleaños de Henrique, los encuentros en la cocina, un par de guerras de nieve, la visita del guardia de seguridad para terminar la fiesta y la aventura de partir solos a conocer una ciudad y meternos en el laberinto de calles alemanas con unos compañeros de viaje alegres, curiosos y divertidos.

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