Eslovenia, un país con aire de provincia
Eslovenia es una nación pequeña con ciudades chicas y lagos diminutos. Pero a diferencia de los holandeses que están orgullosos de su propia cultura, los eslovenos menosprecian su país y sus tradiciones. Como ejemplo de esto, se puede mencionar que salvo sopas, es difícil encontrar platos típicos en los menús de los restaurantes, que casi la mitad de los eslovenos pasan sus vacaciones en el exterior y que el parque nacional Triglav es el único símbolo nacional que les viene a la mente.
El castillo de Bled con las montañas del parque nacional Triglav de fondo |
En comparación con Suiza, Alemania y Austria, los eslovenos tienen su propia forma de organización que prescinde de sistemas complejos y utiliza pocos recursos. En la estación de colectivos de Ljubljana, la capital, hay un cartel colgado arriba de cada plataforma con las principales ciudades a las que va esa línea. En la boletería de la empresa de trenes, cuando uno nombra la ciudad a la que quiere ir, la empleada entrega una fotocopia con los horarios y los precios de los boletos. Asimismo, no se ve basura ni en las calles ni en los parques, incluso los hostels tienen planes de evacuación y en las paradas alejadas de los pueblos hay una hoja con los horarios de los autobuses durante todo el año.
Traje típico de Kurrent |
Mientras que los eslovenos tienen pocas tradiciones típicas, algunas de ellas son muy extravagantes. Después de preguntarles sobre ellas y no obtener una respuesta, visité el Museo Etnográfico en Ljubjana donde conocí el Kurrentovanje. ¿De qué se trata esta tradición? Este festival se celebra durante diez días en Ptuj y en los pueblos de los alrededores y culmina el martes previo al Miércoles de Cenizas. La figura central de este carnaval es Kurrent, el dios del placer y del hedonismo de los antiguos eslavos, que tiene el poder de perseguir el invierno y traer la primavera. Los jóvenes de los pueblos se visten con cueros de ovejas adornados con cuernos, plumas y palos; se cuelgan cencerros de la cintura; y usan una máscara también hecha de cuero, pintada de rojo con una peculiar lengua roja que llega hasta el pecho. Así van de casa en casa ahuyentando a los malos espíritus. Como retribución, las chicas les entregan pañuelos que atan a los cencerros y las familias depositan en las canastas que lleva el grupo dinero y alcohol. Al final de la noche, la procesión de Kurrents termina en un bar donde consumen los regalos.
Maqueta que muestra el castillo y sus alrededores |
El centro cultural Metelkova, la cuna del ambiente alternativo esloveno |
El lago Bled con su paisaje de ensueño |
El paisaje no es solo bello sobre la superficie sino también bajo ella. Gran parte del territorio contiene piedra caliza que, al ser disuelta por ríos subterráneos, da lugar a cuevas. Muchas de ellas son inmensas, con una altura de hasta tres pisos. Adentro, por la belleza de sus paredes, y las extrañas formas y colores de estalactitas, uno se siente en otro planeta. En la Sala de los Espaguettis cuelgan del techo minúsculos tallarines calcáreos, y en la de los Conciertos, se realizaban eventos musicales para aprovechar su excelente acústica.
El interior de una de las cuevas de Postojna |
Gracias a su forma autóctona de organización, sus extravagantes carnavales, sus imponentes paisajes naturales, su pequeña capital y sus cuevas sacadas de una película de ciencia ficción, los eslovenos tienen suficientes razones para estar orgullosos de su país.
Aquí puede ver todas las fotos de Ljbubljana, las cuevas de Postojna, Bled y el lago Gojinski.
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