TOP NEWS

Monday 26 August 2013

Eslovenia, un país con aire de provincia

Eslovenia es una nación pequeña con ciudades chicas y lagos diminutos. Pero a diferencia de los holandeses que están orgullosos de su propia cultura, los eslovenos menosprecian su país y sus tradiciones. Como ejemplo de esto, se puede mencionar que salvo sopas, es difícil encontrar platos típicos en los menús de los restaurantes, que casi la mitad de los eslovenos pasan sus vacaciones en el exterior y que el parque nacional Triglav es el único símbolo nacional que les viene a la mente.
El castillo de Bled con las montañas del parque nacional Triglav de fondo 
En comparación con Suiza, Alemania y Austria, los eslovenos tienen su propia forma de organización que prescinde de sistemas complejos y utiliza pocos recursos. En la estación de colectivos de Ljubljana, la capital, hay un cartel colgado arriba de cada plataforma con las principales ciudades a las que va esa línea. En la boletería de la empresa de trenes, cuando uno nombra la ciudad a la que quiere ir, la empleada entrega una fotocopia con los horarios y los precios de los boletos. Asimismo, no se ve basura ni en las calles ni en los parques, incluso los hostels tienen planes de evacuación y en las paradas alejadas de los pueblos hay una hoja con los horarios de los autobuses durante todo el año.

Traje de Kurrent
Traje típico de Kurrent
Mientras que los eslovenos tienen pocas tradiciones típicas, algunas de ellas son muy extravagantes. Después de preguntarles sobre ellas y no obtener una respuesta, visité el Museo Etnográfico en Ljubjana donde conocí el Kurrentovanje. ¿De qué se trata esta tradición? Este festival se celebra durante diez días en Ptuj y en los pueblos de los alrededores y culmina el martes previo al Miércoles de Cenizas. La figura central de este carnaval es Kurrent, el dios del placer y del hedonismo de los antiguos eslavos, que tiene el poder de perseguir el invierno y traer la primavera. Los jóvenes de los pueblos se visten con cueros de ovejas adornados con cuernos, plumas y palos; se cuelgan cencerros de la cintura; y usan una máscara también hecha de cuero, pintada de rojo con una peculiar lengua roja que llega hasta el pecho. Así van de casa en casa ahuyentando a los malos espíritus. Como retribución, las chicas les entregan pañuelos que atan a los cencerros y las familias depositan en las canastas que lleva el grupo dinero y alcohol. Al final de la noche, la procesión de Kurrents termina en un bar donde consumen los regalos.

Maqueta que muestra el castillo y sus alrededores
En lo que respecta al paisaje urbano de Ljubljana, éste se asemeja más al de una capital provincial que al de una gran ciudad. No hay rascacielos ni grandes shoppings en el centro y en sus calles predomina el verde de los árboles y las enredaderas con las que están adornadas las casas. El castillo ubicado sobre una colina a la orilla del río se deja ver desde cualquier punto del casco histórico. A pesar de que los edificios de estilo secesionista vienés —similar al Art Nouveau— a lo largo de la calle Miklošičeva deslumbran con su belleza, es el centro cultural autónomo Metelkova el que le da una pincelada surrealista a la arquitectura de la capital. Después de la retirada del ejército yugoslavo, las antiguas barracas fueron ocupadas por un grupo de artistas, músicos, galeristas y trabajadores sociales. No solo sus bares y clubes merecen una visita si uno quiere conocer el ambiente alternativo de Ljubljana, sino también sus patios interiores con sus extrañas obras de arte y los murales que adornan las paredes del complejo.

El centro cultural Metelkova, la cuna del ambiente alternativo esloveno
Eslovenia es una nación con lugares de ensueño. Uno de ellos es Bled, un pueblo ubicado a la orilla de un lago diminuto con la única isla natural del país. Después de llegar a ella remando, quedé sorprendido de su tamaño y me autoconvencí de que era más pequeña que el jardín de la casa de mi madre en Argentina. Estaba equivocado: la isla tiene 170 m. de largo y 86 m. de ancho. Por lo tanto, hay suficiente espacio para las escaleras con noventa y nueve peldaños, la iglesia, la oficina administrativa, la placita y el carrito que vende helados. Sobre la orilla del lago, al pie de una colina, se levanta el castillo más antiguo del país. El panorama impactante desde sus balcones durante el día se complementa con la vista nocturna con el palacio iluminado y la isla rompiendo la homogeneidad del lago.
El lago Bled con su paisaje de ensueño
El paisaje no es solo bello sobre la superficie sino también bajo ella. Gran parte del territorio contiene piedra caliza que, al ser disuelta por ríos subterráneos, da lugar a cuevas. Muchas de ellas son inmensas, con una altura de hasta tres pisos. Adentro, por la belleza de sus paredes, y las extrañas formas y colores de estalactitas, uno se siente en otro planeta. En la Sala de los Espaguettis cuelgan del techo minúsculos tallarines calcáreos, y en la de los Conciertos, se realizaban eventos musicales para aprovechar su excelente acústica.

El interior de una de las cuevas de Postojna
Gracias a su forma autóctona de organización, sus extravagantes carnavales, sus imponentes paisajes naturales, su pequeña capital y sus cuevas sacadas de una película de ciencia ficción, los eslovenos tienen suficientes razones para estar orgullosos de su país.

Aquí puede ver todas las fotos de Ljbubljana, las cuevas de Postojna, Bled y el lago Gojinski.

0 comentarios: