El fin de semana pasado fui a un recital de Sepultura, una banda brasilera de trash metal. Para no desentonar con el público, me vestí de negro y me puse un par de colgantes. Hoy estoy de elegante sport, con un saco azul y un pantalon blanco. Para ir a un partido de polo, uno también tiene ir con el atuendo del ambiente. Después de vivir tres meses en un pueblo muerto en Austria, donde salía todos los días a correr para matar el aburrimiento, sé ahora que Munich es una de esas ciudades vibrantes, donde se puede hacer de todo.
Hoy se jugó una pequeña copa de polo arena en la escuela de equitación universitaria. Esta version minimalista del polo normal se juega con una pelota de playa, un poco más grande que una bocha, cada partido dura dos tiempos de 7 minutos y medio llamados chukers y cada jugador usa solo dos caballos. Como los dos equipos juegan en una cancha pequeña, el ritmo de juego es muy rápido y se meten muchos goles.
El trash es una versión distorsinada del metal. Este ritmo me suena al oido como una melodia monotona y uniforme. Pero el hecho de ir a ver a una de las bandas más veteranas del ambiente y no tener que pagar un centavo fue más fuerte que yo.
Ahora estoy revisando la mochila y limpiando las botas de trekking para darme una vuelta por las montañas, que están a solo un paso de Munich.
1 comentarios: