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Sunday 16 February 2014

Dubrovnik, una república que mantuvo su autonomía gracias a su diplomacia

La Perla del Adriático es el apodo que se ganó Dubrovnik, esta ciudad amurallada, por la belleza de sus edificios de piedra medievales y su importancia cultural y política en la región. En ella se puede ver una de las fortificaciones mejor conservadas de Europa. Sin embargo, no eran sus gigantescos muros los que la protegían de sus enemigos y le permitían conservar su autonomía, sino su astuta diplomacia y la eficacia de su servicio de inteligencia.


Los gobernantes de Ragusa, otro de los nombres de esta república, sabían reaccionar con rapidez ante eventos geopolíticos. Un ejemplo de ello es Neum, la única ciudad costera de Bosnia-Herzegovina, que junto con el territorio a su alrededor perteneció a Dubrovnik durante trescientos años. Al finalizar la Gran Guerra Turca (1645-1699), la república cedió la zona al Imperio Otomano. Mientras que esto le dio al ejército turco acceso al mar, Ragusa obtuvo con este territorio en manos de sus aliados algo más valioso: protección militar frente a su rival, Venecia.

Los gruesos muros nos revelan la riqueza de esta ciudad en la Edad Media

No obstante, las relaciones amistosas con el Imperio Otomano habían comenzado algunos siglos antes. Ya en 1397, bajo el protectorado húngaro, las autoridades de Dubrovnik comenzaron a reconocer su importancia y firmaron con él un acuerdo comercial. A cambio de un tributo anual y el pago de un impuesto de importación del dos por ciento, la república recibió el derecho a comerciar libremente en los Balcanes. Este proceso de acercamiento culminó en 1481 —cuando la ciudad pasó a estar bajo la protección turca— y fue una de las claves de su éxito comercial futuro, al permitirle a su flota mercante entrar en el Mar Negro y comerciar sin restricciones en el Mar Mediterráneo y el Adriático.


“Contra quienes nos amenacen con balas de acero, usaremos balas de oro”, ésta fue una de las bases de la diplomacia de Dubrovnik, que tomó, en algunos casos, formas inusuales. En 1568 el gobierno ordenó a sus embajadores que se dirigían a Estambul: “Cuando el Pasha te informe que el Sultán desea aumentar el tributo de nuestra ciudad, arrodíllate, llora y con palabras humildes pídele que desista, porque siempre hemos sido su buen sirviente”. Para que las súplicas fueran eficaces, los embajadores debían también entregar al Pasha un soborno de cinco mil ducados.

La calle principal, llena de turista

De todos modos, cuando la ciudad no podía defender sus intereses por medio del dinero o la amenaza militar, recurría al uso de venenos. Uno de los primeros casos registrados fue el del Radoslav Pavlović. A pesar de que este señor feudal bosnio había vendido en 1426 una parte de Konavle a la república y había jurado protegerla de invasores, en la primavera de 1430 le declaró la guerra con la intención de recuperar sus antiguas propiedades. El Senado, después de darse cuenta que con su ejército de mercenarios no iba a derrotar a Pavlović, el 22 de mayo de ese año ordenó a su farmacéutico comprar venenos en Venecia. Sin embargo, los planes para asesinarlo fueron descubiertos y llegaron a oídos del rey bosnio Tvrtko II, lo que desacreditó la imagen de la República y la obligó a declarar que las “acusaciones” eran falsas. Al final, el asunto quedó solucionado en 1432 por vía diplomática cuando Dubrovnik y Pavlović firmaron un acuerdo de paz.


Para tomar decisiones acertadas, el gobierno de Ragusa contaba con un sistema de inteligencia integrado por embajadores, cónsules, colonias comerciales, capitanes de villas y ciudadanos en el exterior. Un ejemplo de la información que recibían las autoridades es el informe del representante consular en París, Frano Favi, quien el 23 de julio de 1783 escribe: “Las predicciones de los políticos mejor informados comienzan a hacerse realidad; una vez libre, Estados Unidos absorberá a Europa. Se estima que diez mil alemanes han emigrado ya desde Hamburgo, Holanda y Ostend a ese país. Una empresa inglesa y una empresa naviera de Hamburgo han enviado tres barcos a América, llenos de inmigrantes alemanes”. Favi no solo entrega estadísticas sobre las profesiones de los emigrantes, sino también sobre sus motivaciones; y por último, señala con agudeza qué conclusiones se pueden extraer de la información que envía.

Mientras que los oficiales en el extranjero eran una fuente importante de inteligencia, las colonias comerciales ragusianas, en varios pueblos en Bosnia, Estambul y Sofia, eran los ojos y los oídos de Dubrovnik en la zona. El 28 de Octubre de 1558, el Senado informó al Rey español que “nuestros agentes en Belgrado han escrito que su Alteza, el gran Turco, se está preparando para la guerra en Hungría que comenzará durante la próxima primavera. Nos hemos enterado que a los gobernadores se les ha ordenado que preparen alimentos y otros materiales y que los junten en Belgrado”. Según los registros, los agentes fueron un grupo de mercaderes quienes, en una carta sobre un acuerdo comercial conjunto, informaron a su madre patria de los preparativos para la guerra.

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Con gobernantes que supieron sacar beneficio de los sucesos políticos de su época, el uso de venenos y sobornos como alternativa a la diplomacia para proteger sus intereses, y la recolección de información de inteligencia sobre sus enemigos y aliados bajo el precepto “Amable con todos, sincero con ninguno”, Dubrovnik logró conservar su autonomía por más de cuatrocientos años.

2 comments:

  1. Buenisimo Tito!
    Muy interesante!

    Lo que mas me gusto fue el consejo , muy astuto!
    Lindo lugar para ir cuando visite Croacia .
    Muy bueno el articulo.Se lee con mucho placer!

    Besote

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  2. Sacas muy buenas fotos y me gusta como tejes la historia Lucho
    A la espera de la próxima entrada
    Sácale fotos a las chicas también porfa

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