Cinco horas al aire libre caminando entre la nieve
Durante la mañana se suspendió la excursión a Münster porque la estación estaba cerrada por mal tiempo. Tampoco pudimos ir a Villa Hügel porque no había forma de volver. Así que pasamos el rato charlando en un café. Fuimos el grupo más ruidoso porque al final terminamos cantando canciones de nuestra infancia.
A la noche, sentíamos que nos faltaba un poco de aire libre, por lo que nos fuimos a la inauguración de la exposición "Essen, capital de la cultura europea". El frío no lo sentimos, a pesar que la exposición se realizaba en una fabrica abandonada y no había ningún tipo de calefacción. Cada galpón estaba iluminado de manera distinta y uniendo los edificios había pasarelas de metal de 6 metros de altura. Nos subimos a cada una de ellas pero no previmos el viento que podía hacer allí arriba. Sin embargo, desde allí arriba se veía toda la fabrica.
Al caminar por los senderos, uno se encontraba con pequeños escenarios donde músicos; actores (que interpretaban a Caperucita Roja o a algún personaje de Shakespeare o dormían en una cama); mimos y caricaturistas.
También había esculturas modernas donde el público podía oler distintas fragancias o jugar moviendo la obra. Una de ellas eran un montón de globos blancos con luces abajo de ellos y uno podía atravesarla como si fuera un juego. También había una calesita pero para niños y adultos.
Al final, a las 22:30 hs. hubo un gran espectáculo de fuegos artificiales. Había láseres también, pero casi no se notaron. Nunca ví tantos fuegos artificiales, había de todos los colores y algunos explotaban dos veces.
Después de eso, los tramvias y los colectivos para volver estaban llenos, por lo que volvimos caminando. Fueron 40 minutos cantando canciones latinoamericanas. Seguro que quienes nos veían, pensaban que estábamos borrachos.
A la noche, sentíamos que nos faltaba un poco de aire libre, por lo que nos fuimos a la inauguración de la exposición "Essen, capital de la cultura europea". El frío no lo sentimos, a pesar que la exposición se realizaba en una fabrica abandonada y no había ningún tipo de calefacción. Cada galpón estaba iluminado de manera distinta y uniendo los edificios había pasarelas de metal de 6 metros de altura. Nos subimos a cada una de ellas pero no previmos el viento que podía hacer allí arriba. Sin embargo, desde allí arriba se veía toda la fabrica.
Al caminar por los senderos, uno se encontraba con pequeños escenarios donde músicos; actores (que interpretaban a Caperucita Roja o a algún personaje de Shakespeare o dormían en una cama); mimos y caricaturistas.
También había esculturas modernas donde el público podía oler distintas fragancias o jugar moviendo la obra. Una de ellas eran un montón de globos blancos con luces abajo de ellos y uno podía atravesarla como si fuera un juego. También había una calesita pero para niños y adultos.
Al final, a las 22:30 hs. hubo un gran espectáculo de fuegos artificiales. Había láseres también, pero casi no se notaron. Nunca ví tantos fuegos artificiales, había de todos los colores y algunos explotaban dos veces.
Después de eso, los tramvias y los colectivos para volver estaban llenos, por lo que volvimos caminando. Fueron 40 minutos cantando canciones latinoamericanas. Seguro que quienes nos veían, pensaban que estábamos borrachos.
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