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Saturday, 1 May 2010

La pintura fresca de una antigua guarnición romana

Augsburg, una de las ciudad de las ciudad más antiguas de Alemania, me decepcionó. Casi no hay rastros de antigüedad en sus edificios históricos. La casa de Mozart luce un tono morado artificial que invita a pasar de largo y el centro parece listo para una película.
Hay algunas excepciones que atestiguan los 2000 años de historia que pesan sobre este pueblo. Al lado de la catedral Santa María se pueden ver los restos de la primera iglesia y al sur del centro, las antiguas puertas donde terminaban los muros.
Varios canales atraviesan la ciudad. Estos fueron construidos durante la Edad Media para proveer de energía motriz a los talleres de los artesanos.

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